Columna de Opinión – Rector Óscar Garrido, ULAGOS: “universidades y ciudadanía”

Columna de Opinión – Rector Óscar Garrido, ULAGOS: “universidades y ciudadanía”

El rol de las universidades es la formación de futuros profesionales, lo que lo hace distintivo es su naturaleza que influye en su misión y visión, y que las diferencia de otras instituciones similares. La formación de profesionales conlleva una responsabilidad mayor, que es la formación de ciudadanos: el desarrollo de una conciencia cívica; el fomento de una identidad ciudadana, participativa y crítica; la aceptación de la diversidad y el respeto de los derechos humanos.

Hoy, cuando la crítica al funcionamiento al sistema político y social mantiene en un litigio permanente a las autoridades políticas, militares, religiosas y judiciales, que exigen mayor trasparencia y ética, el cuestionamiento de las instituciones por las acciones de sus miembros nos expresa una retroceso valórico de la sociedad, donde el bien común y los valores de la democracia no son los que imperan, sino más bien un actuar individualista, inspirado en un neoliberalismo que ha afectado con su ideología a la educación, las políticas públicas, el sistema político y económico, que impide afrontar nuevas formas de organización y participación de la sociedad. Una sociedad más diversa, que es innovadora en el planteamiento de sus demandas y donde las democracias representativas tienden a caer en el populismo y la tecnocracia en lo político.

Los movimientos ciudadanos, a su vez, se presentan de una manera poco predecible, con tintes apolíticos, poniendo en jaque a la estructura social que no está preparada para nuevas formas de movimientos sociales y de hacer política en temáticas corno las consecuencias medioambientales, la seguridad social, las reivindicaciones de género, derechos reproductivos y el reconocimiento a los pueblos originarios, entre otros.

Es evidente que en Chile, opiniones críticas sobre el desarrollo político se manifiestan en los bordes de tales consensos por la insuficiente habilidad y formación humana que tiene nuestra democracia institucional para procesar lo emergente, lo distinto, lo alternativo, es decir, no existe una capacidad efectiva de procesar públicamente y bajo condiciones de una democracia deliberativa, dilemas valóricos de fondo. Por todas estas razones, la educación debe ser un pilar para la formación ciudadana y las universidades tienen el desafío de formar profesionales y ciudadanos conscientes, críticos, reflexivos, incidentes y transformadores de la sociedad

10 abril, Diario Austral de Osorno



Facebook
Twitter
YouTube